4.5.13

Después de casi un año, vuelvo aquí, donde nadie lee, sólo para desahogarme.
Curiosa palabra. me siento ahogada. Atrapada. Agonizando. Muriendo.
Desde que tengo memoria, la gente me ha pegado, insultado, me han hecho al vacío, me han llamado lo peor que podáis imaginar. Siempre, desde que tenía apenas 7 años. No quiero dar pena. No quiero parecer una víctima. Los niños son así. Yo me imagino como una niña pequeña, extremadamente delgada, que no puede apenas moverse del dolor, y que ha vivido cosas que el resto de niños a su edad ni si quiera imaginan. Yo, por desgracia, no era una niña normal. Esa puta enfermedad que llevo encima desde que tenia apenas 20 meses me hace ser distinta. Pero nunca habría imaginado lo que podría dañar mi vida.
Tengo que dar gracias a Darwin, Dios, Alá o quienquiera que esté ahi arriba por poder caminar sin ayuda, por poder levantarme todas las mañanas de la cama y por poder tener una vida más o menos normal. De hecho, muchos de mis amigos ni si quiera saben nada. No hay necesidad. No quiero compartirlo.
Y no quiero compartirlo porque es algo que me ha jodido la vida. No físicamente, si no psicológicamente.
Vieja, Paciña, Pacita, Anoréxica, Deforme, Amorfa, Mal hecha... y un sin fin de etcéteras han sido mis motes. Desde los 7 años, no sólo siendo distinta al resto, si no siendo insultada por ello.
Eso, por mucho que se intente, no se olvida, no se puede.
Y esa etapa de mi vida me lleva marcando hasta el día de hoy, Cuatro de Mayo de dos mil trece. Después de casi 15 años, aún me sigo sintiendo así. Y me siguen saltando las lágrimas cuando lo recuerdo. No sólo eso, si no que encima la gente sigue haciéndome sentir distinta, diferente, rara.
Hubo un tiempo en el que aprendí a llevarlo como escudo, pero desde hace un año la gente se ha empeñado en destrozarlo.
Lo habéis conseguido.
Ya está.
Roto.
Inservible.
Si no queréis relacionaros con esta inútil, adelante, me da igual estar sola, llevo toda mi vida así.
Pero os suplico que os olvidéis de mi.
Lo suplico.
Si decides tirar nuestra amistad por el retrete después de haber vomitado encima, adelante, lo asumo.
Pero por favor, no me tires a mí detrás.
Bastante complicado es recoger los trozos de mí como para encima tener que hacerlo con lágrimas en los ojos.
Suficiente tengo con despertarme algunos días sin poder moverme, con llegar al fin de semana y estar encerrada en mi casa, como para que encima vengas haciendo daño.
No pensaba que fueras así. Tú no.
Cualquiera, si, me lo espero.
Pero tú no.
Tú eras distinta.
O eso pensaba