22.1.11

Once

Mi abuela siempre me ha dicho que cuando sea mayor me casaría con un principe. Él me cuidaría y me llenaría de caprichos, de deseos, de dinero y de lujos. Yo no tendría que hacer nada en mi vida, porque el me llevaría a su palacio y yo tendría alli todo tipo de sirvientes y gente a mi mando. Sólo con un simple gesto mio, tendría a todo el mundo a mis pies.
Tierras, dinero, prestigio...

Recuerdo la cara de mi abuela cada vez que me decía eso. Se le iluminaba la mirada imaginando que su nieta iba a estar rodeada de lo que una vez la rodeó a ella. Lo que ella no podría imaginar es que sus sueños no podían estar más lejos de la realidad.

No ha venido ningún principe azul a rescatarme, pero ha aparecido en mi vida una pequeña princesa, mi princesa. ¿Y sabes qué abuela? Ella me cuida, pero también la cuido yo. Como si fuera (y lo es) más valiosa que mi propia vida. Quizá no pueda llenarme de caprichos y de lujos, pero me da más de lo que necesito. Me da detalles, pequeños detalles que llenan mi vida de felicidad. Me da cariño, me da amor, me da dulzura, me da sencillez, me da sonrisas, me da felicidad, me da calidez. Me da más de lo que nunca nadie me ha dado.

Ya ves abuela, quizá no es lo que tu soñabas, pero quería que supieras que la amo, que mi vida está a su lado y que me hace feliz, MUY feliz.

Y así seguiré. Toda la vida. Con ella

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